El sector de los videojuegos, y, por consiguiente, de las videoconsolas, está en constante cambio, intentando ofrecer al público entretenimiento haciendo gráficos más reales, mejores historias, que sean más interactivos, incluso que seamos nosotros el propio personaje con dispositivos como Kinect o PS Move.
Pero los tiempos han cambiado, y esas horas que nos pasábamos enfrente de la pantalla del televisor horas y horas ha evolucionado (aunque se sigue manteniendo) y ha pasado a pantallas de menos de 10 pulgadas gracias a los dispositivos móviles, que son los que más han mejorado estos años, y sí, me refiero a los smartphones y las tabletas.
Y es que estos equipos de reducidas dimensiones cada vez incorporan mejores pantallas, mejores procesadores y memorias más amplias que no solo nos permiten llamar, enviar mensajes, consultar el correo o navegar por la web, sino que nos permiten jugar a videojuegos que ya no tienen nada que envidiar a sus parientes de sobremesa o consolas portátiles, sino que ellas se han convertido en las nuevas videoconsolas de bolsillo, como en su tiempo (y siguen siendo) la Nintendo DS o la PSP.