El lanzamiento de Ubuntu 11.04 con la nueva interfaz Unity fue muy prematuro. Sobre todo por la inestabilidad que desbordaba compiz a la hora de trabajar. Los deslizamientos suaves de las ventanas estaban excluidas a un grupo de privilegiados con la tarjeta gráfica adecuada. En ocasiones, al intentar configurar la barra lateral de Unity, esta crasheaba con simplemente colocar los iconos. Los efectos en sí: maximizar, minimizar, exposé, spaces… se producían a ráfagas. Bien, esto ha terminado.
Un mes después, los desarrolladores de Ubuntu, han conseguido depurar lo suficiente dicha interfaz. Únicamente crashea si modificamos parámetros «ocultos» (al menos en mi caso) de Unity. Todos los efectos son ahora muy suaves, y más al aumentarle los fps de las animaciones de 50 a 60. Eso junto a una buena limpieza de paquetes innecesarios, han hecho de Ubuntu una distribución bastante rápida y liviana a la vez que funcional. Si sois de los que la desechasteis en su lanzamiento, os recomiendo darle una segunda oportunidad. Al menos a mi, no me ha decepcionado.